Por muchos años se nos ha dicho que la inteligencia se mide por el CI (Coeficiente Intelectual), por muchos años nos prepararon y formaron cognitivamente midiendo cuánto sabemos de determinada materia. En esa forma de observar el conocimiento, el error no es permitido sino castigado (si no sabes te sacas mala nota).
Por otro lado, las clases se estructuraban según un modelo de transferencia de conocimientos propio de la revolución industrial (producción en masa, categorizados por género y edad. Ver Sir Ken Robinson: Paradigmas del Sistema Educativo).
Aún así, hoy en día se han descrito al menos 8 tipos de inteligencias-Gardner- (lógico matemática, racional, naturalista, espacial, interpersonal, corporal, intrapersonal, musical, entre otras), que no necesariamente son abordadas desde el sistema educativo, o al menos no de una manera que permita desarrollarlas.
Es en este escenario que me desarrollé, junto con muchas otras personas de mi generación, en donde lo que importaba era el desempeño individual. Tanto así que mi amada abuelita, siendo yo ya un adulto, me instaba a no compartir mi trabajo para que no me copiaran. Sin embargo no aprendí de sus dichos y poco recuerdo de lo aprendido en el colegio y universidad.
A lo largo de los años, y aprovechando hoy por hoy la moda de los “CO”, aprendí que el aprendizaje (es decir la capacidad de comprender algo y llevarlo a la acción) es más efectivo con otros. Luego retomaré este punto.
Mis primeros años laborales tuvieron relación con el diseño y fabricación de muebles. Fue lo que estudié, hasta que quebré. Pero la experiencia reunida en los años que tuve mi emprendimiento me sirvió para poder acompañar a otros emprendedores a levantar sus empresas. Donde el error se transformó en un valor. Comprendí que el aprendizaje se basa en la experiencia, y que desde el emprendimiento se tiene éxito o se aprende. Es desde este espacio que he emprendido y aprendido.
También me dijeron que el ser emprendedor es un camino independiente, diferenciándolo del trabajo dependiente o a contrata. Pero, y retomo el punto de un par de párrafos atrás, en el emprender se depende de clientes, proveedores, redes de apoyo, entre muchos otros, y éstos a su vez dependen del emprendedor. El país depende de sus emprendedores. Es por esto que tampoco me cuadró la ecuación. Emprender es una condición de interdependencia.
Si lo miramos como un sistema integral, el puntapié inicial viene desde la toma de conciencia de mis capacidades (inteligencias múltiples) y del entorno (condiciones de vida), donde soy capaz por mí mismo de tomar responsabilidad de mis resultados, capaz de levantar la cabeza y mirar para el lado para ver qué están haciendo y cómo lo hacen para yo mejorar. Desde ahí nace la motivación por aprender, para alcanzar un mejor resultado individual. Este resultado de efecto del aprendizaje se potencia desde la relación con el entorno, se forman sistemas de colaboración, co-creación, se fomenta la competitividad, emerge la co-responsabilidad impactando al entorno de forma virtuosa. Por lo que me pregunto ¿Cuánto debemos soltar respecto a lo que aprendimos para alcanzar nuestros objetivos? ¿Cuáles son las ortodoxias que debemos desafiar?
Al cuestionar, abrimos el espacio para nuevas miradas, nuevas experiencias, nuevas posibilidades. Con esto damos un paso importante para la innovación, por lo que planteo que estaos tres componentes van de la mano, no son una sin la otra: aprendizaje, emprendimiento e innovación.
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