Por Carlos Gonzalez
En la ontología que hemos heredado, se da una oposición entre uno y los otros -entre individuo y colectivo. Así, en la dinámica de un grupo, la tensión continua es entre pertenecer al mismo (ser un miembro del grupo) o ser expulsado de este. Asumir una identidad colectiva, podando de sí aquellos aspectos no coherentes con la identidad del miembro modelo, o arriesgarse a ser un apóstata al defender aspectos identitarios en pugna con el ideal colectivo.
En esta dialéctica entre individuo y colectivo, la aparición del emprendedor y la empresa va por el camino de la exaltación individual, y en el imaginario cultural hay cientos de historias que sustentan la mirada individualista del emprendedor o empresario exitoso, un héroe aislado que cultiva en sí los valores y capacidades que le permiten luchar contra la amenaza colectiva y sobresalir airoso, distinguiéndose de la masa.
Pero individuo y colectivo pueden verse como un par cartesiano, una oposición que es tal sólo porque heredamos una mirada mecanicista y no compleja. Y creemos no estar equivocados al decir que estamos en un punto de cambio, y que hemos comenzado a explorar una nueva ontología de ser grupo y comunidad, una que no es de oposición sino de complementación y, más todavía, de fecundación mutua, por así decirlo.
Empresas B es una forma de hacerse cargo de este cambio en el medio de aquel relato donde es paradigmática la oposición y la competencia. Tal vez es aún un modo en transición, una versión en beta de algo que está aún en desarrollo (pero, ¿hay algo que no esté en desarrollo y evolución?). Por lo mismo es que estamos orgullosos de unirnos al movimiento: un experimento de poner la originalidad e individualidad propias del emprendimiento, al servicio de un bien colectivo, con la conciencia de que es el único modo responsable de hacer empresa, comprometidos con la suerte del sistema mayor del que formamos parte y con amor por las futuras generaciones que heredarán los frutos de nuestro intento.
La sinfonía total requiere de las voces individuales en su punto exacto de originalidad y perfección para mostrar un resultado colectivo imposible desde individuos no comprometidos.
Ser empresario B es un modo de tomar conciencia que tu original empeño individual es tu voz en el coro.