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ORGANIZACIONES EVOLUTIVAS.

Post publicado aquí en el The Evolution Institute  el mes pasado, muchas gracias por la invitación.

La experiencia humana es única en el grado que usamos la cultura para ayudar a nuestra sobrevivencia como especies. Formamos grupos, religiones y regímenes políticos basados en ideas filosóficas. Algunos mantienen las conexiones familiares mucho más cerca que nada y otros viven como individuos. La variedad de la experiencia humana ha sido considerada como parte de nuestra evolución biológica.

De hecho, hemos estado usando nuestra capacidad para crear estructuras organizacionales como un set de herramientas culturales para lidiar con las realidades que nos toca enfrentar. Cada momento histórico, cada nueva ola de conocimiento y de posibilidades, ha traído consigo los tipos de organizaciones que prueban ser funcionales en ese contexto, generando desarrollo económico, prosperidad para los participantes y difusión cultural para las prácticas de gestión.

Este mecanismo evolutivo (nuevos tipos de organizaciones surgiendo para nuevos contextos), en su progresión, ha tenido tiempos de mucha luz así como muchas sombras. Las luces apuntan a mejores resultados, formas de escalar de manera sostenible la capacidad organizacional, gran cobertura e impacto; las sombras están relacionadas a la despersonalización, falta de compromiso con el ambiente, dilemas éticos estrés, entre otros.

Todas estas sombras han ocurrido en intentos por resolver problemáticas complejas con tipos de organizaciones que no han estado dispuestas (o disponibles) a adaptarse a la creciente complejidad de los tiempos en los que se encuentran inmersas, pensando que con la forma común de hacer las cosas ellos pueden dar cuenta de cualquier problema que surja. La consecuencia ha sido el desajuste que termina desacoplando a la organización de su contexto histórico, social, biológico y cultural, impidiendo (u obstaculizando) su evolución y causando problemas en el camino.

La modernidad ha acelerado el desarrollo, la expansión, las nuevas posibilidad y la sustentabilidad mejorando la calidad de vida en muchas maneras posibles. Pero,son los sistemas con los que nos hemos acercado a la gestión de problemas en el pasado, suficientes para lidiar con los ambientes complejos que encontramos hoy en día?

El proceso de evolución cultural ocurre a través de un algoritmo. Cuando hay herencia, variación y selección, opera a través de un mecanismo evolutivo que permite a las nuevas generaciones (visto desde la genética) adaptarse de mejor manera a los contextos en los que viven.

A nivel cultural, el cambio ocurre de la misma manera; sin embargo, los sistemas de replicación no son los genes, sino que unidades de transmisión cultural que son heredados, variando y seleccionando de persona a persona (o de grupo a grupo) dependiendo del contexto en el cual participe. Estamos imitando lo que vemos y generando sistemas de creencias complejos, valores y paradigmas que nos hacen, por un lado, ver la realidad de una forma en particular, y en otro, actuar, enseñar y gestionar de acuerdo a esta concepción de realidad.

Esta forma de evolución se vuelve cada vez más compleja cuando lo que enfrentamos es más complejo, por lo que nuevas formas de herencia, variación y selección están sucediendo mientras el ambiente cambia, en gran parte como un producto de los mismos resultados que nosotros fomentamos.

En el proceso de evolución cultural, esto genera un “sistema inmune” que atrae esas prácticas, valores y sistemas que son consistentes con el sistema cultural central, mientras que repele aquellas que no están en concordancia.

Esto genera reales estructuras sistémicas articuladas que buscan la preservación del sistema y el rechazo de otras formas de ver, pensar y actuar.

La observación sistemática del comportamiento humano en los últimos 40 años ha mostrado la existencia de un proceso evolutivo que ha generado diversas formas de pensamiento en las personas, cada uno adaptado al contexto y muchos de ellos sólo están habilitados para dar cuenta del problema que están enfrentando en ese contexto en particular. Ahora que esos contextos están en constante cambio, las relaciones, la información y globalización ha traído más complejidad en la gestión de procesos dinámicos, culturales y relacionales, y evaluación de resultados. Desde ahí han habido organizaciones emergentes que han reproducido estos sistemas paradigmáticos en su propio diseño y modus operandi. Una organización que surge de la necesidad de enfrentar los desafìos en la revolución industrial, por ejemplo, es disfuncional para los desafíos actuales.

Ahí es donde los nuevos tipos de organizaciones comienzan a emerger a dar cuenta de los desafíos actuales y da una mirada más integrada y evolucionada de sus paradigmas de gestión. Estas organizaciones reconocen la enorme variedad de formas que co-existen con ellas, valorando la diversidad como una oportunidad para ser una organización más resiliente, conectada y efectiva para operar en contextos complejos.

De alguna manera, estas organizaciones encuentran su propósito adaptativo (continuar para existir y mejorar) con un propósito evolutivo (trascender y evolucionar en un contexto complejo). Estas dos fuerzas (consolidación y cambio) son la constante paradójica que la organización debe superar con el fin de tener éxito en el cambio de las condiciones del mundo actual.

El desafío actual es encontrar gerentes capaces de entender y de operar en estos contextos, aplicando nuevas vía que en muchos casos harán que pierdan la ilusión de control que ha estado tomando lugar desde la revolución industrial. Esto en sí mismo será un desafío que superar como un proceso de evolución cultural.

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