Por Andres Alvayay
He estado siguiendo la conversación sobre “la Singularidad”- aquel momento histórico en que una inteligencia artificial trascendente despierte y se apodere del planeta. Por alguna razón, los evangelizadores de esta historia parecen estar envueltos en un profundo odio por sus propios cuerpos y su existencia corporal.
Ray Kurzweil, el principal defensor del pensamiento sobre la singularidad, llena cada día su cuerpo con pastillas para preservarlo lo suficiente para cargarlo en la matriz digital. No puede esperar el momento de deshacerse de esta carcasa mortal y alcanzar la inmortalidad dejando toda su humanidad detrás. El idolatra la inteligencia de las máquinas y la confunde con la inherente inteligencia de la naturaleza- la fuente que hace la computación digital posible.
¿Pero qué pasa si lo ha entendido al revés?
Mis estudios sobre cognición encarnada*, cuentan una historia diferente:
La mente es un patrón emergente de cuerpo, cerebro y ambiente localizado. Eso es lo que el último medio siglo de ciencias cognitivas nos dice. Somos los patrones de vida dinámicos que surgen cuando cuerpos primates interactúan en relaciones sociales para crear realidades culturales.
*Algunos libros sobre cognición encarnada incluyen: The Embodied Mind, Embodiment and Cognitive Science, The Political Mind, Philosophy in the Flesh, The Meaning of the Body, Incomplete Nature, Self Comes to Mind, Louder Than Words, y muchos otros.
Lo que me hace volver a la Singularidad. Estoy dispuesto a apostar que no será un escape de nuestra realidad ecológica como seres físicos hacia una en la Matrix digital. En cambio, será el cultivo de una inteligencia global en nuestro sistema planetario de culturas humanas- una red de patrones evolutivos que entreteje tecnología con conocimiento y, centralmente, con nuestra existencia corporal como seres ecológicos.Dicho de otra forma, estamos en la cúspide de una transición evolutiva desde sociedades jerárquicas construidas sobre la acumulación de riqueza, la explotación y la extracción (donde la mayor parte de la tecnología creada está destinada a servir esta agenda política), a una construida sobre nuestra naturaleza biológica prosocial como cooperadores y altruistas (que utiliza la tecnología de una forma totalmente distinta para promover la armonía con las múltiples facetas de nuestra existencia ecológica).
Quisiera proponer que la Singularidad no tiene porque ser un éxodo masivo de la condición humana. Lo que será en realidad es un proceso de sanación que traiga fin a los falsos dualismos de la mente/cuerpo, humano/naturaleza, maquina/organismo, nosotros/ellos, etc. existentes en la infinidad de formas en que construimos instituciones y diseñamos políticas sociales.
Esto sucederá:
Reconociendo la naturaleza ecológica de la mente humana. Nos daremos cuenta progresivamente, que nuestros pensamientos están formados por el aprendizaje social, nuestro comportamiento informado por aquellos de nuestros pares, y que las herramientas, son extensiones de nuestra capacidad mental de resolver problemas en el mundo.Cultivando los mercados económicos como jardines, en vez de construirlos como si fueran máquinas industriales. Nuestras principales metáforas para el pensamiento económico provendrán del mundo biológico. Vamos a reconocer que las economías son sistemas vivos formados por redes sociales humanas- y que estos sistemas vivos están entretejidos en el tapiz del mundo natural sobre el cual dependen.Aplicando biomimética al diseño urbano. Veremos a las ciudades como las ecologías humanas que verdaderamente son. Nuestros edificios serán como árboles que capturen y reciclen nutrientes en configuraciones equilibradas de energía y consumo de agua. Nuestros desechos y sistemas de transportes se comportarán como las hebras de micelio que dan origen a los hongos en el bosque- una infraestructura de comunicaciones para movilizar todas las piezas necesarias para que las ciudades funcionen como ecosistemas.Tratando la cultura como física y una parte del mundo natural. Este es quizás el mayor salto necesario, reconociendo que la evolución cultural es un proceso hereditario que es esencialmente Darwiniano por naturaleza. Las tecnologías (incluyendo las “tecnologías sociales” como modelos de negocios, sistemas de gestión y si, computadores) realmente evolucionan construyendo sobre lo que vino previamente y seleccionando aquellos atributos que tienen mayores capacidades de adaptación a sus respectivos contextos.
Toda la evidencia está apuntando hacia esta clase de evento de Singularidad. Habrá un umbral crítico (posiblemente varios de ellos) del cual emergerá una nueva capacidad para la cooperación humana a nivel planetario.
La globalización de fines del siglo 20 nos entregó la infraestructura digital para la monitorización a tiempo real y la auto organización. Era fuertemente dependiente en las máquinas computadoras que creamos para servir a la metáfora de fábrica industrial como sociedad. Las próximas décadas están llamadas a hacer que la globalización opere como un Sistema Planetario Custodio que evolucione hacia relaciones armónicas entre humanos y el mundo más-que-humano. En esta configuración que apuesta por la vida, nos movemos más allá de las ideas de un universo mecanicista y tratamos a la humanidad como la red ecológica de relaciones que realmente es.
Ahora, ¡ESE es un tipo de trascendencia al cual puedo adherir! No una que nos separa de la naturaleza sino más bien una que nos impulse más allá del pensamiento parroquial de falsas divisiones que ocultan una unidad más fundamental.
La Singularidad no serán humanos suplantados por máquinas. Será la creación de máquinas que sirvan nuestra bella y natural inherente humanidad. Será un despertar de nuestra inminencia encarnada como parte de este mundo -una verdad celebrada por tradiciones de sabiduría a través de las edades que debe ser recordada a medida que entramos a una civilización “adulta”, madura espiritualmente y capaz de gestionar sus asuntos responsablemente y para el bien de todos.
Adelante, compañeros humanos.
Artículo escrito por Joe Brewer. Consultor en cambio estratégico trabajando en nombre de la humanidad e investigador sobre complejidad, científico cognitivo y evangelista en el campo de diseño cultural.
Traducido del artículo original What if the “Singularity” is us? por Andrés Alvayay
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