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Foto del escritorPablo Reyes

INTRAEMPRENDIMIENTO, MILLENNIALS Y EL VALOR DE LA DIVERSIDAD.

Desde hace ya un tiempo me ha tocado participar en diversas conversaciones en organizaciones donde plantean “tenemos un problema con los millennials”, luego de eso viene una larga lista de juicios respecto a ellos: que son individualistas, que no saben comprometerse, que no se alinean, etc. Lo más delicado, es que esto lo ponen en una generalización, en una generación, como si todas las personas de ese rango etáreo tuvieran esos mismos comportamientos.

Acá se está cometiendo un error, y sabemos que un mal diagnóstico puede llevar a tomar medidas erróneas. Ver el tema como algo generacional está ocasionando que se busque “qué hacer” con los millennials, como si fueran algo a arreglar. Eso es una tremenda pérdida de valor para las empresas.

Si abordamos esto desde una perspectiva cultural, podemos ver que no estamos frente a un tema generacional, que el comportamiento millennial obedece a personas de distintas edades, y muy probablemente de condiciones y contextos específicos donde sus preocupaciones pueden aparecer dadas sus condiciones de vida y los desafíos que enfrentan. O sea, lo que están viviendo las organizaciones es un descalce cultural y, si eso se internaliza, podemos comenzar a ver cómo hacer que esas culturas generen un acoplamiento virtuoso, reconociendo los avances de cada una y generando valor a partir de la diversidad. Lo millennial no es generacional, es un estilo, y en el acoplamiento de estilos aparece la transformación cultural.

Una de las pistas que hemos encontrado es que existe un valor tremendo para las organizaciones al capitalizar ese espíritu de independencia facilitando y propiciando el intraemprendimiento. Poner la capacidad emprendedora al servicio de desafíos que hagan sentido a ambas partes, que tanto la persona como la organización se vean beneficiada y que, además, esto tenga impacto a escalas mayores. Un verdadero triple win (gano yo, ganamos nosotros, ganamos todos).

Esto ya no requiere que arreglen a esta generación perdida, sino que, poniendo locus de control interno, un profundo trabajo cultural para que esa integración suceda y pueda ser generadora de valor organizacional. Acá 3 pistas:

a) Facilitar y propiciar el desarrollo de competencias de intraemprendimiento en la organización. Permita que las personas expandan sus posibilidades de acción e impacto.

b) Reconocer que las personas son más que engranajes de una máquina organizacional y que tienen mucho más que aportar que algunas competencias técnicas específicas. Ver el valor en la riqueza de la diversidad.

c) Generar instancias de escucha, participación y dar espacio para que eso se pueda llevar a la acción. Los adultos aprenden de aquello que los motiva, que les hace sentido. Esto se puede co-construir si existe el espacio para ello.

Quizás los millennials son una manifestación que viene a obligarnos a repensar las organizaciones tradicionales para comenzar a habitar en las del futuro.

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